viernes, 10 de diciembre de 2010

Moreno 1195 - Farewell to Kings

9:30pm

suena el timbre mientras juego tetris. estoy ganando, me distrae,
no paro de jugar
pierdo

no abro, arranca otro partido, no vuelven timbrar... me da curiosidad...
abro la puerta, salgo, no hay nadie...
Sigo jugando

Gano, gano, pierdo, salgo del "room"

Me pongo la pantaloneta
salgo a la calle por algo de tomar, comer

9:40pm
abro puerta de ascensor, que baja dos pisos,
abro puerta

mujer amordazada en el piso
sus manos atadas atrás, en su espalda

¿están filmando algo acaso aquí?

Sus ojos están bien abiertos
mis ojos descreen, no se acercan mucho,
tratan de entender

ella con su cabeza hace gestos
quiere que me acerque a la puerta

gente, mucha gente detrás
policía,

9:50pm

De vuelta al departamento, mis pertenencias miro
tan fácil hubiera sido ser el amordazado
el despojado

mis muñecas, sin señales de ataduras
se sienten receptáculos de fortuna

Grito a los cielos
¡Viva la luz! ¡Viva la música!
presencias salvadoras

mientras la ciudad me despide.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Dark Pibe

No salir de casa, nunca. Ver por las ventanas, siempre. Imaginar qué representa cada sonido, pintarse el mundo, fallar en ese intento.

Alimentar la paranoia, ahorrar dinero, no gastar a niveles tan elevados. Llamar al domicilio, cagarse en la plata, comer, tener hambre de nuevo, mirar otro numero de domicilio.

No hacer un peso.

Mirarse al espejo, odiar y amar su figura
mirarse la nariz, espicharse los granos.

tomarse el estómago, sentir el dolor
descomponerse día a día

por treinta años seguidos, más uno

coger la guitarra, pretender tocar algo, cantar, afinarla después de media hora, tocar otros dos minutos, volverla a poner en el suelo

no salir de casa, no salir del cuarto, no salir de las paredes de un cerebro que quemado pide desenchufe.

todo bien. todo bien
dice el pibe

jueves, 21 de octubre de 2010

Pista de baile, ojos cerrados...

...y la realidad alrededor cambia. Mi cuerpo deja de producir vergüenza y se deja ser, se rinde al libertinaje del movimiento.

Una mirada imagino siempre, se posa sobre mi, le gusta verme bailar. Eso me gusta creer. No abro los ojos para no ahuyentarla, para no darme cuenta de que no existe.

Piste de baile, ojos cerrados, sin la música no soy nada. ¿Qué dirán? Me importa, y sólo con los ojos cerrados mientras bailo me parece interesante.

No una desgracia, no una vergüenza.

lunes, 18 de octubre de 2010

En la cama de un hospital...

...alcanzo a imaginar a mi amigo, doliente y sedado. La consecuencia de una noche larga, pasada por drogas, insomnia, música y compañías dementes -empezando por la propia-. "Estoy vuelto mierda, y me voy a hacer más mierda", dijo, consciente del impacto de sus palabras.

Después de cuatro meses de depresión, dos de ellos medicados, la consecuencia de ese tipo de noche es una cama de hospital si se tiene suerte. Puede resultar también en jamás despertarse.

Su visión negativa/realista/sustentada de las cosas, su recién encontrado descreimiento de Dios. Sus karmas.

"Estoy mejor después de hablar con ella", me dijo, recién la última vez que hablamos. Había tenido contacto con una amiga suya de fervorosa fe cristiana. Me contó cómo la chica le argumentaba que él estaba siendo "víctima de ataques del enemigo", y yo pensaba lo que ambos sabíamos: "si el enemigo somos nosotros mismos".

Mi amigo, ahora doliente en cama, me deja solo. ¿Qué se supone que voy a hacer?, ¿quién me va a hablar así?, ¿quién me va a entender o criticar tan francamente?

Del hospital volvió, ahora está en su cama. Ahora lo imagino. "Triste", recién me dijo que estaba.

¿Quién me conoce como este loco me conoce? ¿Será el mismo después de esto?

En la cama de un hospital es difícil imaginar a un amigo al borde. La fortuna sonríe si después de despertar de nuevo, nuestro amigo quiera seguir aquí.

domingo, 17 de octubre de 2010

En Santander

No sorprende que no los hayan encontrado. Un día llegaron a Santander, ayer, joder. Obvio que no los van a encontrar; cuando se hayan tomado Colombia, la noticia nos harán llegar. No hay duda de que no saben en qué se metieron, cayeron campo adentro donde hay bala y hay fuego. Me equivoco, Santander es una tierra de bien, joder.

Pero queda en Colombia, el país más lindo y más feo del mundo. Y no esta lejos de Venezuela donde se jodes si le duele una muela. Llegaron a quedarse, a tomarse el país, ¿por qué no cayeron donde nuestros vecinos?, ¡no necesitamos barniz!

Extra terrestres en Santander, joder, qué putas vinieron a hacer. ¿Alterar el Chicamocha?, ¿dejar otra burra mocha? No cabe duda, han caído en el cielo, saben que tomarse nuestra población requiere fuego. Los emborracharan, la corbata les "ajustaran".

Pero en eso ya tendrán competencia, las bandas negras andan sueltas sin consecuencia. De pronto eso vinieron a hacer, los extraterrestres de Santander, leyeron el potencial del colombiano y dijeron "a ese vamos a joder".

Pero esto es Colombia, el país más lindo y más feo del mundo. Para acabarnos tendrán que acabar hasta al nauseabundo, "si caes en Santander, queda en Colombia, mierda vas a comer".

Si de retos se trataba, trazaron bien la parada, adherirán a la unidad nacional en bandada. Extra terrestres en Santander, ¿qué culos vinieron a hacer? Salgan del otro lado del mundo, quizás es menos hermoso e inmundo.

domingo, 29 de agosto de 2010

Peña chacarera

Toma poco tiempo, después de penetrar este viejo galpón de compañía ferroviaria, sentir la emoción atmosférica que emana del lugar y de sus invitados. Tiene una magia especial esta noche; tienen, estas noches -claramente ha habido y habrá más como esta-, un aura de congregación sanadora.

Los rostros demuestran paz, demuestran amistad y romance como espejos del lugar. El gran galpón se divide en cuatro sectores: dos sub sectores abiertos a la gente donde se come, bebe y baila, y dos cerrados que dejan ver lo que adentro hay. Maquillajes y vestuarios.

Transmito sin bailar desde la pista de baile. Bailo, pero no como el resto, todos los que saben hacerlo. La música se detiene y luego los bailadores, ya saben lo que viene. Se sonríen las parejas, en estos aires no hay lugar a peleas.

Suben al escenario tres hombres y una mujer, asumen sus instrumentos, y ahora ejecutan en vivo. El piso rompe de nuevo en baile. Cuando se busca magia, aquí se encuentra.

El charango en manos de una mujer, acoplado con una hermosa guitarra en manos de un hombre regala un sonido que parece bajado del cielo. El veloz movimiento de las muñecas que lo ejecutan arranca malos pensamientos tan rápidamente, que al terminar una canción volvimos a nacer sin darnos cuenta. La inocencia, por unos minutos, de nuevo intacta.

Y la guitarra da el piso de memorias de lo vivido. Pre-infantes bailarines con memorias ancestrales llenan la pista, en regresión evolutiva gracias a la música del buen sentimiento, del buen dolor, de la linda añoranza.

Quienes la bailan, la respetan.

Vemos un ritual opuesto al de las danzas del contacto . Es una danza de ojos. Las vueltas son lentas, pero agraciadas. Su arraigo con la tierra y con el ritmo que las cosas deberían tener, y algún día tuvieron, hacen al baile ejecutable sólo si el corazón está bien puesto.

Se baila como se debería vivir, con una dosis de poesía y una dosis de marco. En su mayoría jóvenes bailan, pero hay gente de toda edad. Todos en regresión a las raíces andinas y al amor de música y corazón.

'Zapatéa' se le dice a quien quiere aprender, pero este ritual no se aprenderá a pocos compaces. Quienes regalan su talento y ofrecen a los novatos un gusto visual son las parejas que de manera romántica se sienten sin tocarse, se acoplan sin doblarse.

El estilo es medieval, casi, y la música irradia un aura de nostalgia sonriente y añoro. Donde en un pasado compañías ferroviarias guardaban partes, o reparaban vagones, ahora zarpan noches de deseo.

El deseo de un mundo-sinfonía inspirado por las vibraciones profundas que tocan y cambian las fibras de los novatos.

martes, 24 de agosto de 2010

Dulce tortura capitalista

Rompiendo el cascarón salgo de casa. Puede resultar normal, pero para los ermitaños auto designados es digno de anotación. Salgo y busco un libro. Un libro busco y busco y no encuentro. No mamá, el que busca no encuentra, no siempre.

Aceptando la misión como fallida tempranamente, y sin pistas sobre el paradero de la luz del trofeo encuadernado, sigo caminando. Hay que aprovechar el sol pre primaveral.

La calle parece un centro comercial, mucha ropa cara en las vitrinas, mucha niña bonita caradeculo en las calles. Y paso a paso, vitrina a vitrina, mujer bonita a mujer bonita que jamás devuelve las miradas, me golpea la gran realidad.

Soy un ermitaño capitalista bipolar.

Busco paz en ver vitrinas de lugares donde jamás compro ni compraré, y la encuentro... quizás la idea de saber que los lugares no son para mí, y aun así estoy ahí, cerca, viendo a los muchachos probándose las nuevas zapatillas, o a la niña midiéndose un nuevo vestido me reconforta: una película de la vida real: 'Las compras de los otros'.

De pronto no hay explicación para tal gusto más allá de la tortura.

Mis botas llevan conmigo tres años... mis 'tenis' bonitos cuatro y se les nota. Viene siendo hora de comprar nuevas cosas, pero no hay con qué, así que se camina en búsqueda de un libro y al no encontrarlo, se vive la fantasía de ser una persona con poder de compra ilimitado.

Y toda esta pensadera de caminante consumista me da hambre.
¿Dónde comer? ¿Dónde comprar?

Encuentro la tranquilidad comprando víveres básicos en el supermercado chino. Acepto esto, ni siquiera comprando -la parte de dar plata no es la más cómoda-, es entrando, escogiendo y llenando la canastita que mi cabeza deja de revolotear.

Es mi terapia. Le hablo a los productos, ellos me hablan de vuelta.

Y me calmo y pienso que no sólo es el 'super' chino es el verdadero ícono común a los barrios porteños, sino que demuestra capacidades para calmar mi ímpetu. Los mitos acerca de cómo apagan sus neveras en la noche y su comida puede ir no siendo la más fresca del mercado -manteniendo aún así precios más elevados que en otros supermercados mayores- no me afectan, tengo estómago para todo...

Hasta para ser un ermitaño capitalista. Rompiendo el cascarón salgo de casa.

lunes, 26 de julio de 2010

Casa, te encontré.

Ella salía de comer. Yo, vagabundeaba cerca a las canecas como todas las noches de hambre. Algo me impulsó a buscar en la parte de adelante. Su olor de pronto. Ella me vio y sonrió, luego comenzó a caminar y yo la seguí. Cruzo una calle y un barrio. Crucé una calle y un barrio, tomando unos metros prudentes de distancia para no asustarla. Ella se volteaba de vez en cuando para advertir mi presencia, para mirar mi tierna y sucia cara.

Llegamos a la puerta de su edificio. Pensó en dejarme afuera pero su corazón fue más fuerte. Abrió y me hizo un gesto. Entré como si fuera viejo amigo de la casa, y esperé a que abriera la puerta del elevador. Lo hizo. Unos segundos más tarde me abría la puerta de su departamento. Un lugar naranja con linda vista, y un sofá perfecto para mí.

Mugriento como estaba esa noche, caminé hacia adentro y tomé posesión del sofá.

Unos días después me llevo a un lugar donde había muchos como yo, pero encerrados. Hacían ruido, ninguno estaba propiamente contento. Ella escuchó lo mismo que yo escuché, decidió llevarme a su departamento una vez más.

Su último intento de deshacer el vínculo fue rápidamente disipado. Una pareja fue a verme y la señora comentó que yo era muy viejo.

"No importa señora, creo que con él me quedo".

El resto es historia rusa.

jueves, 13 de mayo de 2010

Estruendos sonoros



...llenan mis ventanas y espacio de contexto. En las calles, afuera, se siente la masa caminar movilizándose por algo que en mayoría quizás no entiende. Las bombas de estruendo pretenden cohesionar una horda de gente que por un pan y un chorizo ocupa la calle. Yo haría parte de ese grupo, lo haría por una bolsa de leche y dos terrones de azúcar: para la amargura.

Los días de marcha parecen ser grises haya o no sol. Este es doblemente gris, porque está gris. El sonido adhiere frecuencias altas que combinan con el bajo murmullo multitudinario. La mezcla precisa es de pasos de miles y sus voces medias, motores en bajas revoluciones de camiones y camionetas con alto parlantes -a alto volumen- repitiendo saludos partidarios; hombres y mujeres repitiendo las arengas políticas recién terminan en los parlantes.

Las banderas, con orgullo, dejan pasar los bravos vientos por medio de los hoyos. Años de banderas y viento llevan al hombre a ganar ese combate y agilizar la movilización. El colorido es especial, similar al del fútbol solo que en estos actos tener una bandera distinta no es problema, claro, si tira para el míjmo lado. El escenario ofrece sonido, color, folclor.

Van llegando a la plaza las camionetas, los pasos, las banderas y las madres con nenes en cochecitos precarios.

En la punta el gran cacique -de brazos con sus más cercanos militantes- que paso a paso lidera la manada. En la cola rezagada, donde el sonido de los alto parlantes es más un rumor, se fuma porrito y se toma polita. El acto representa ideales para algunos, para otros interés y demostración de fuerza; para los especiales es una opción de fiesta: salir a la calle tomando y fumando .

Botellas de cola, con pola o fernet y cola intercambian dueño en minutos. Si la gente se porta decente y marcha, no debería haber problema. Si alguna facción de esta marcha se calienta y descontrola, quizás envían a la policía. ¿A las dos policías? No, a la única y mafiosa capaz de hacer frente a magnas revueltas: la Fede; a la otra le negaron los tasers.

Cesaron los estruendos ya, pero el cielo decide no abrir, se siente cortado. La mezcla de sonido mantiene su impulso, durará horas. Los revoltosos sonidos que abrieron estas palabras ahora las cierran.


Y alguien mañana tendrá que recoger la basura.

lunes, 10 de mayo de 2010

Los hombres amaban a las mujeres...


...pero se sentían incómodos con la sensación de estar en control. La "queja de una inactiva vida sexual" acababa de morir, junto a la la risa tragicómica de sus desgracias. Ahora eran hombres con pareja.

Antes hablaban de las peripecias de ese otro amigo en común, que sí la rompía todo el tiempo. Ahora tienen pareja y el amigo dejó a una de sus chicas de turno embarazada. Ahora hablan de los planes que sus novias han craneado para el fin de semana; el amigo -por su lado- domesticado, al tipo han "organizado".

Pero había grietas en el sistema.

Los hombres amaban a las mujeres, pero sentían el clásico engaño masculino. No se lo comunicaban entre sí, por más amigos que fueran, por el temor a romper el equilibrio de la doble relación que tan bien funcionaba en ese instante.

El clásico engaño le dicta al hombre premisas erráticas y tristes. "Si la conseguí a ella" es la primera. En etapas de temprana relación, cuando aun no se sabe qué tan seria será, el hombre piensa que es el rey del mundo. Asume que por haber conseguido a una mujer, más vendrán. Le da vueltas en su cabeza, como una bestia salvaje. Cerebro reptil.

"Si la conseguí a ella, a una más linda e inteligente me puedo conseguir". La verdad no lo pensaban tan crudamente, en especial porque estaban con personas que querían. Pero eran sus reptiles cerebros trabajando. Las mujeres también lo sentían.

Cuando caminaban con sus parejas, los hombres que amaban a las mujeres y las mujeres que los amaban a ellos tomaban cada mirada del mundo exterior como un innuendo propio. Liberado a la fantasía y cavado en lo más profundo de sus seres. La diferencia era cuan seriamente se lo tomaban.

Profundo y corrupto se sentía el hecho, y a pesar de compartirlo los hombres que amaban a las mujeres no lo hablaban. Pero había un quiebre en el sistema. Siempre. Un vaso desbordante.

...y desbordó. La premisa del engaño masculino llevó a uno de los hombres a actuar: diplomatizó sus ánimos de salir como rey del mundo, a aprovechar las miradas del exterior, a vivir las fantasías interiores en el mundo real. Cosa rara, aquella mujer que hasta esa confesión llamaba suya, tomó mal sus palabras. El equilibrio roto, el mito quemado.

El otro hombre escucho de su amigo la historia, no le hizo reproches; sabía que hubiera podido ser él quien pronunciaba esas palabras a la mujer que amaba. su amigo se adelantó, la única diferencia. Ahora esperaría a ver qué sucedía con aquel amigo que admiraba y compadecía al mismo tiempo. También debía estar listo a asumir una posición: la mujer que lo amaba iba a tener curiosidad sobre qué pensaba de lo sucedido.

El engaño masculino le pasó factura inmediata al diplomático rey, justo en el momento en que esa mujer que amaba le dijo que "aceptaba sus pensamientos", pero que así "no podían seguir"; sintió el lazo quebrarse, el vacío, el estúpido error. En el elevador lo golpeó, pero ya estaba bajando y no tenía la cara para volver. No era mentira lo que había dicho.

Con algo de tiempo logró volver a estar acompañado, pero nada se sintió como lo vivido. Sin la mujer que lo amaba este hombre era otro. No el de las llamas, no el de los innuendos callejeros.

Su amigo veía la tragedia heroica desde afuera. O desde adentro, depende. Pero nunca dejó de pensar que por más miserable que pudiera lucir, él sí había sido honesto con la mujer que amaba.

sábado, 17 de abril de 2010

Un mal partido es el que no ríe

El tipo tiene ya unos treinta años, y no tiene trabajo.; te habla de su madre, te cuenta porqué es cómo es, te explica sus traumas y respectivas soluciones, es coherente, simpático, amable. Dentro de su discurso habrá incoherencias graciosas, te quiere hacer reír porque a él le gusta reír. Pero, ¿es eso bueno? No, no lo es,

El tipo te hace sonreír, te sorprende con su humanidad, con su equidad en conceptos, con su tranquilidad... pero sabes que no es un buen partido, no tiene ninguna proyección excepto la de ser un buen humano, excepto la de querer ser feliz. Esa no basta para nada. Y aparte es gordo.

El mal partido te va da'un beso increíble; te va'prestar sus oídos, te va'da sus consejos, pero cuando la pasión se extinga y hayas terminado de hablar, sabrás que no vale la pena llamarlo; no tiene norte, no puede pagarse una chaqueta, no "da" establecer una relación con él.

El mal partido es un buen hombre, pero ¿para qué un buen hombre si esta vida es para sobrevivirla?

Mal partido es el que no ríe, jejejeje

martes, 13 de abril de 2010

Hermana Luna

Muchas cosas has debido vivir, tú, para ser cómo eres. Tal como a mí me ha pasado, y al resto de la humanidad. Nos construimos paso a paso. Pero tengo conflictos cuando pienso en ti: la manera en que muerdes la mano que te alimenta. Me mata la manera en que tus prioridades –teniendo un viso soñador- están regadas por el terreno de lo impráctico.

Soy un juicio de valor ahora, lo reconozco, pero he esperado tiempo para escribir estas letras y ya no aguantan más. Lo hago porque sé que te quiero, pero me angustia saber que no puedo compartir muchos de tus métodos o entender la mayoría de tus comportamientos.

Pocas cosas me hacen feliz como cuando me preguntas cómo voy, pero pocas me molestan más que cuando asumes que para pedir un favor se puede usar el imperativo y prescindir del “por favor”. Somos un ying yang. Eres expresiva, soy más bien retraído; eres explosiva, soy más bien controlado, y es algo que disfruto. En la diferencia está la magia de la raza, pero te digo sinceramente, que la manera en que atacas es grotesca.

Y tu hija, dividida en tiempos con su padre, adquiere lo lindo y lo terrible de ambos. Me gustaría creer que la pequeña es alguien tolerante, con sentido de justicia establecido desde pequeña, con sentido del agradecimiento, pero mal que bien eres su madre, y ¿cómo podrías enseñarle eso si tú misma no lo aplicas? Antes que nada tu hija es una bendición, un amor. Pero ya entiende uno a los tíos. Cuando joden por los sobrinos.

Es triste de ver, que te manipula tanto como tú a ella, tanto como tú al mundo. La adoro, las adoro, pero de soy consciente de que la convivencia con ustedes dos se da más fluida a kilómetros de distancia. Donde podemos hablar por chat, sin tonos, disfrazando nuestras diferencias de cordialidad… que no es mentirosa, pero que no refleja nuestras posturas frente a la vida, que no reflejan el conflicto que existe entre los dos.

Eso concluye la observación que me nace cada que nos encontramos.

Por tu lado asumo que tienes cosas que decirme; cuando tienes algo que decir y encuentras ese tono divertido –que me gusta creer es el verdadero tú, y me hace reír- soy feliz. La hermana que disfruto es real. Pero juzgo por mi condición: teniendo un hermano menor, muchas veces debo entender que él me debe sentir así, lejano, parte de mi propia película sin inmiscuirme demasiado en la de él.

Así pues, como lo digo siempre, te deseo lo mejor; espero algún día tengas un acto de redención para con quien quiso darte alas. Por mi parte, espero que un día te sientas orgullosa de mi, y me pidas -antes que cualquier otro- el favor de ser tu hermano.

viernes, 12 de marzo de 2010

Una nueva ola.

El que quiere trabajar trabaja, y el que quiere trabajar trabaja. Por otro lado el que quiere trabajar trabaja siendo que EL QUE QUIERE TRABAJAR, ¡TRABAJA!