jueves, 13 de mayo de 2010

Estruendos sonoros



...llenan mis ventanas y espacio de contexto. En las calles, afuera, se siente la masa caminar movilizándose por algo que en mayoría quizás no entiende. Las bombas de estruendo pretenden cohesionar una horda de gente que por un pan y un chorizo ocupa la calle. Yo haría parte de ese grupo, lo haría por una bolsa de leche y dos terrones de azúcar: para la amargura.

Los días de marcha parecen ser grises haya o no sol. Este es doblemente gris, porque está gris. El sonido adhiere frecuencias altas que combinan con el bajo murmullo multitudinario. La mezcla precisa es de pasos de miles y sus voces medias, motores en bajas revoluciones de camiones y camionetas con alto parlantes -a alto volumen- repitiendo saludos partidarios; hombres y mujeres repitiendo las arengas políticas recién terminan en los parlantes.

Las banderas, con orgullo, dejan pasar los bravos vientos por medio de los hoyos. Años de banderas y viento llevan al hombre a ganar ese combate y agilizar la movilización. El colorido es especial, similar al del fútbol solo que en estos actos tener una bandera distinta no es problema, claro, si tira para el míjmo lado. El escenario ofrece sonido, color, folclor.

Van llegando a la plaza las camionetas, los pasos, las banderas y las madres con nenes en cochecitos precarios.

En la punta el gran cacique -de brazos con sus más cercanos militantes- que paso a paso lidera la manada. En la cola rezagada, donde el sonido de los alto parlantes es más un rumor, se fuma porrito y se toma polita. El acto representa ideales para algunos, para otros interés y demostración de fuerza; para los especiales es una opción de fiesta: salir a la calle tomando y fumando .

Botellas de cola, con pola o fernet y cola intercambian dueño en minutos. Si la gente se porta decente y marcha, no debería haber problema. Si alguna facción de esta marcha se calienta y descontrola, quizás envían a la policía. ¿A las dos policías? No, a la única y mafiosa capaz de hacer frente a magnas revueltas: la Fede; a la otra le negaron los tasers.

Cesaron los estruendos ya, pero el cielo decide no abrir, se siente cortado. La mezcla de sonido mantiene su impulso, durará horas. Los revoltosos sonidos que abrieron estas palabras ahora las cierran.


Y alguien mañana tendrá que recoger la basura.