miércoles, 20 de agosto de 2008

Fashion Freak

30 conteos seguidos de “E Entertainment” televisión me tienen hambreada de moda, fama y mostrar mi cuerpo escultural. Estoy al borde de coger un par de tijeras, empezar a cortar mis cortinas y hacerme un vestido con ellas. Así que lo hago. Lo hago y salgo a la calle vestida así.

Mis cortinas son bambulitas, y me raspan un poco la piel mientras camino pero no me importa porque tengo una meta clara. Llegar hasta las instalaciones de estilo RCN y venderme. No puedo fallar, soy dúctil con las palabras y mi estilo es tan inconfundible como innegable. Me aseguraré de que mis videos porno sólo salgan unos seis meses después de que me contraten para poder ahorrar al menos un poco y seguir con mis indetenibles aspiraciones. Sería un desperdicio no hacerlo.

¿Por qué nos mostrar TODO lo lindo que Dios me dio, todo por lo que me he sacrificado?

Una vez despedida, si he sido lo suficientemente bruta como para no haberme conseguido un marido giga-millonario que me quiera como soy, de loca, empezaré a diseñar mis propias prendas, mi propia colección. Tendré tiempo para llenar de celos a Hernán Zafar, Amelia Gorro y los demás tip del top de la moda nacional. No me irá muy bien, claro, mis diseños rasparán la piel de las bonitas. Así que decidiré enfocarme en mi faceta de modelo.

La corriente dominante de modelos paisas iniciará un cartel novedoso, uno que me persiga por ser una cachaca tan o más arribista que ellas; me tratarán de vender a la FEA (Foul Exterior Agency), tratarán de desacreditarme como una tormenta divina, pero huiré con clase, huiré con agilidad, huiré…

Y todo esto me llevará a otras tierras.

Una vez en estas aprenderé a hablar español mexicubanizado, de ese que le da a uno alas allá. Aprenderé a posar como actriz mexicana y a cantar como NINGUNA actriz. Aprenderé los trucos para lograr algún papel en una súper producción internacional, de esas entre Miami, Caracas y el DF. Lo daré todo.

Luego de tener líos con los básicos libretos de romance llorónico el director me tratará mal, me dirá que no tengo madera para esto, que debí haberme quedado encerrada aprendiendo a hablar, pues del todo no había aprendido. No sé qué querrá decir con eso, pero haré pucheros y lágrimas saldrán de mis ojos.

Y me vengaré.
Tendré hijos.

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