martes, 24 de noviembre de 2009

sonsacando

pero, por qué decir que alguien la mato?
-no sé, pero no hay duda de que se podría decir

joven, bonita, francesa
joven, mentirosa,
bonita
joven

nos vio la cara de sudacas a todos.
dejó que lavásemos sus platos
permitió que habláramos con ella

nos presentó a su novio
habló de sus hermanos

nos robó la confianza
nos partió el corazón
y la billetera

lunes, 9 de noviembre de 2009

embarassing

Embarazado parezco
y luce mi cuerpo deforme
placer lúdico de comer

para ver el tiempo pasar
para algo sentir al fin
allí arriba, en mi paladar

embarazado
y el autoestima recurre bizarro
a programas de vanessa navarro

así la palabra no exista
a sentirme una y otra vez tranquilo

embarazado
y qué salud me espera
las venas estallarán

mis obras
a través de una tumba
trascenderán

embarazado
y no aprendo nada
este mundo está hecho para otros
para mi, la burrada

sábado, 25 de julio de 2009

So much for rehab

It's around the corner, the countless time I've wasted looking at fine lights that don't exist. It's around the corner, and I'll have to bend in the right direction to avoid hitting it again, countless times.

SO the green pastures need their respect,
for they can take you off course
and you know well what they do to you,
show you you're not doing what you want to to
smilingly feeding you truth

So, for how long can you keep lying to yourself
telling you it's a passing phase

just pass it
and then

phase

jueves, 29 de enero de 2009

Taxista de mente y progreso corazón

Como el resto de esta semana hoy estamos en las rondas normales, John y yo. Salimos como a las 12 del día a dar vueltas por la ciudad, a darle a los post adolescentes de plata la droga de la cual necesitan tanto. Vendemos de todo, John vende de todo; escucho sobre vinos blancos, cartoncitos, rueditas, escucho sobre creepy yerbas y verdes antipastos. Con todo esto en el carro se puede pensar que hay angustia en la rutina del narco-transportador-urbano, pero me siento tranquilo porque mi trabajo es manejar como cualquier taxista, sólo que haciéndole carreras a un cliente único que no puede ser capturado bajo ninguna eventualidad. El papá noel de la era urbana debe moverse libre y mantenerse así. Si las cosas se ponen feas, me dice el jefe, tengo que volar y en eso siempre he sido bueno. Cuando toca, ser guache es parte esencial del trabajo.

El celular como cosa rara no para, el sonido non-stop del narcotráfico pidiendo legalización, del dinero embolsillado, de los brickets prendiendo cigarrillos, las rumbas, los tragos, los paseos y las horas sicotrópicamente estimuladas de mucha gente es constante como el precio creciente de la gasolina, que poco nos importa. Somos imprescindibles para algunos, y con esos somos crueles; si estan desesperados los dejamos de últimos en la lista, si sabemos que los podemos enganchar los tratamos con cariño y puntualidad para un día verlos llamar con desespero. Hay todo tipo de gente, colegiales, doctores, artistas, ingenieros, abogados, desempleados. Su lista abarca estudiantes de primer semestre y profesionales de 20 años en lo que sea. Difícilmente un producto congrega de tal manera demografías en teoría tan separadas, pero viéndolos a todos compartir la parte de atrás del taxi con John, se les ve como hijos de la misma madrecita.

Hay gente amable, a esos les llegamos con amor. Un profesor puede sentir amor por sus alumnos y un chofer por la gente a quien le maneja y John dice que ciertos clientes le rompen el corazón cuando dejan de llamarlo, cada oficio con sus maricadas. A veces se ve a la gente amanecida entrar al taxi a las tres de la tarde siguiendo la rumba del día pasado y pienso que me dan ganas de echarme una rumba brava pero nunca de tener esa cara tan inmunda y esos gestos tan miedosos. La mamá de nadie querría ver a su hijo así, por más rico que por dentro esté pasando, pero claro, las mamás están siempre contra este negocio, por naturaleza, al menos las que no reciben los beneficios económicos y sufren toda la desgracia familiar.

-Alo? Con quién hablo?

-Guillermo?

-Ahh claro hombre! ¿Por qué tan perdido? ¿Qué necesita?

-Ando por Chapinero ahorita pero porái en una horita estoy pasándole allá.

“El gordito de Villas… Luego de los locos de la Cacareina echamos pa’ allá” dice, y yo le escucho y le cumplo, es el jefe. Pero hoy, aunque no se lo digo porque no le gusta, algo huele como extraño. Los frenos estan flojos, las calles tienen un sonido raro y las sirenas por lejos que estén se sienten fuertes. John siempre me dice que cuando haya lío no le diga, que actúe y nos saque del lío; que cuando crea que hay lío no le diga, verifique que en efecto haya lío y nos saque del hijueputa ojalá sin qu’él se dé cuenta; espero no toque pero algo huele raro y me da la impresión de que va a tocar.

John subió al 0413 del parque de torres C y estuvo unos diez minutos porque Pelos y Julián, los locos que viven ahí, siempre le arman buena charla. Bajó contento, cerró la puerta y arrancamos camino. Cuarenta minutos después de haber habláo con él, donde siempre nos lo encontramos vemos a Guillermo. Tirado en la acera, con una mujer nos hace desesperadas señas de parar.

Este moacho siempre ha sido de los buena gentes que no da problema y saluda pero bíznes es bíznes, John se mete la yerba entre la chaqueta, abre la ventana y le pregunta re-salsita re-criminándole:

-¿Quién es esa señora hermano?
Mi mamá John, mi mamá y está puteada.
-¿Cómo así que puteada? ¿Y Qué putas quiere que yo haga?
Llevarla al hospital mano, ¡Pero rápido que se cayó horrible loco!

El jefe mira con cara decidida, dice que arranque pero me quedo quieto, no puedo dejar al gordito botado. El tipo saluda y su mamá tirada en el piso me da yeyo. Pasa un segundo y se siente como una hora, y otra hora, y otro segundo, hasta que dice:

-Puta vida, ayúdele a subir la señora entonces! Pero pa’yer!!

En el taxi que usualmente recibe a los drogadines de la ciudad hoy se sube una madrecita. John está enloquecido y no deja de cantarme la tabla, me dice que esta mierda nos va a costar a ambos. También asoléa a grito al gordito que no sabe qué decir. Sentado adelante sólo cuenta que su madre se pilló que iba a comprar yerba y lo siguió. Gritándole, al llegar a la calle, metió un mal paso en alcantarilla y se cayó, quedando inconsciente del porrazo. "Le sangra la puta cabeza", dice John, mientras suma otro enfático minuto de putazos. El gordito parece estar esperando que la divina providencia lo salve del lío en que se metió, paniquéa en silencio.

Al jefe NO le gusta el estrés de tener a una madre inconsciente con su hijo en el trineo, odia la idea de perder clientes por minuto y detesta el hecho de haber sido desobedecido en un momento crítico. El celular no para, nunca para, pero ésta vez está estallando con llamadas y mensajes de junkies pavo frío. Esto lo mantiene ocupado como para no apuntarme con una pistola que puede que tenga y me diga que me abra de ahí con gordito y mamá, consciente o no.

Las nubes mentales se despejan rápido después de ver unos conitos de policía hacia el hospital. Las sirenas se acercan y pienso que el jefe tuvo razón en emputarse, el lío se complicó porque un retén cierra la vía y nos deja sin escape. Queda esperar un milagro pero no se da, esta carrera luce muy rara, la policía lo nota y me hace señas para detenerme, lo cual hago un poco más adelante de donde me piden por los frenos largos. El corazón me va a mil pero mantengo el cuerpo en calma de superficie mientras el señor agente se acerca. Antes de hablarme hace señas a otro, ambos se acercan al carro, le dan una vuelta y miran hacia adentro en el paseíto. En voz baja John dice que él habla y el gordito nota que su madre se está despertando. Gime algo, gime algo… pero está moribunda.

El policía asoma su cabeza, la madre abre los ojos y nota que contra su mano John aprieta un arma, una que apunta hacia él mismo. El agente entra en pánico escénico y encima mío desenvuelve su arma para calmar la joda "¡Suelte el arma a ver señora!". La madre lo sigue en cáos, desobedeciendo al tombo y estrujando el arma ...

“jodepuuuuuuuta looooca” grita el jefe, doliéndose de un brazo recién abaleado. El agente enloquece a gritos "¡no le dije pues!, ¡Se me va bajando ya sorda!" pero la grosería empeora todo, me lleva a perder los estribos y lo sueno... hay lío, parece q' es hora de sacarnos de ahí. Noqueado el tombo cae afuera del carro y el acompañante abre fuego discriminado contra el auto, la madre grita, el gordito grita, John enloquece de dolor y yo enciendo el bicho, aprieto acelerador y nos saco a la brava del retén. Los disparos de la policía vienen de atrás ahora y no son buenos por fortuna; los conos naranjas me impiden máxima velocidad por unos buenos cien metros pero me los saco de las llantas con maniobras múltiples, guache o'clock.

Los vidrios caen a balazaos y uno captura al gordito, el ruido del dolor y del motor es enloquecedor pero acelero porque puedo y ante todo me toca. Es hora de volar como el reno. La madre, doliente de su cabeza produce más sangre, John con un brazo menos, el gordito perdiendo el control con lágrimas, ellos pueden darse el lujo del caos pero yo necesito mis instintos para lograr la meta. Andar y sobrevivir.

Envían motocicletas y patrullas en nuestra búsqueda pero no nos encuentran,
mi conducción la logra, nos salva pero no podemos ir a ningún hospital...

En medio del desierto de Villa de Leyva,
Tres horas después
la madre pregunta qué hay para el dolor.

La sangre fluye cada vez más, los tres pasajeros de mi móvil, cargados en drogas y líos familiares se desangran antes mis ojos. Drogados y juntos dejan este mundo mientras yo caminando los dejo atrás, escuchando música en el taxi.

...era hora de cambiar de ruta.